lunes, 18 de agosto de 2014

Dos años una eternidad, dos años tiempo fugaz.

Antes dos años sé me hacia una eternidad (hasta ahora). Tan rápido dos años, hace dos años te dije que sí, que sí quería ser tu novia, la historia comenzaba y comenzaba como un cuento rosa, algo desconocido para mí, algo que cambiaría mi vida, una experiencia que jamás olvidaré, lo que marcaría mi vida.

Todo era perfecto, éramos tú y yo viviendo la historia más fabulosa de mi vida, ¿por qué de mi vida? Por qué ya lo diría Mario Guerra 1+0=0, aunque esos primeros tres meses, quién lo diría, siempre me hablaron de esos tres meses, me rehusaba a creer que fuera cierto, por cómo había empezado juraba que podría romper con esa profecía.

Pero ¿Cuál era la profecía? Simple, que lo mejor de la relación son los primeros tres meses, serían como vivir siempre en un cuento de Disney, después de ello, la relación cambia y está propensa a terminar pronto. Ya sé muchos dirán que hay excepciones, posiblemente sí, pero no fue mi caso.
Llegaron esos tres meses y todo cambió, él cambió, estaba en su zona de confort ¿y yo? Simplemente no quería perderlo, era y es lo mejor que me ha pasado.

Más que una historia común en la que dos personas estaban complementadas y juntas,  la relación generaba los comentarios de "te ves tan feliz”, “te cambió la vida, ahora sonríes más", "sé ven tan bien juntos", "ahí te quedaste, es el indicado", etc., etc., etc.

Quiero compartir como terapia lo que siento en esta fecha tan especial, sí, la relación terminó al año y ¿luego qué? pero él más que haber sido el novio perfecto es el hombre de mi vida, el hombre que quería fuera mi compañero de vida, el padre de mis hijos, dueño de mis mensualidades  y una larga lista de románticos clichés.

Ya pasaron demasiados meses de que mi cuento tuvo fin, fue doloroso, no comprendía qué había pasado, me quedé con muchas dudas, hasta la fecha sigo dándole vueltas sin caer en profundizar, mucho menos en indagar. De ser el hombre perfecto, pasó a ser el cretino que siempre conoces en algún bar, antro, fiesta, aquel sólo quiere tener sexo.

Pasé por muchas etapas, el desconcierto, la tristeza, el enojo, la locura mental, la decepción, la culpa, a pesar de eso  pude salir de la mejor forma que creí, aunque siento que algo me faltó, sigo con sentimientos encontrados en un segundo plano pero que siguen ahí.

Hoy sé que esa historia no tendrá una segunda parte puesto que hay alguien más, ¿cómo lo sé? Tuvo el valor y cinismo de decírmelo mientras me hacia una deslumbrante invitación a Seúl para vacacionar con él. Ahí fue cuando descubrí al cretino que lleva dentro. Sin embargo en cierta forma lo agradecí, obviamente no se lo dije pero fue la fortaleza que necesitaba para detener mi tren cargado de ilusiones, ya que los vagones traían los supuestos de "sí le importó", "qué tal si quiere regresar", "recapacitó y se dio cuenta que soy la mujer de su vida", "me sigue queriendo", "me extraña", bla, bla, bla... Por supuesto que no fue así, llevando a mi tren al vacío.

Hoy después de repensar todo, simplemente me quedó con lo bueno y genial que hubo en la relación, extraño su ser, su cuerpo, su calor que aunque hiciera frío él generaba un calor único, sus besos que aunque eran medio babosos me gustaban, sus abrazos acogedores, su interés por retarme a ser mejor, sus regaños, sus pláticas sobre sus viajes (gracias a ello en la aplicación de preguntados he podido contestar acertadamente), ver sus hermosos ojos, su risa sarcástica, su risa natural, su hermoso cabello cano, sus movimientos en la intimidad, sus caricias; cualquiera que lee esto podría jurar que sigo enamorada, no lo dudo, pero ya no me genera el mismo cosquilleo al hablar o escribir de él. Pero sí creo que el día que pueda superarlo podré pasar frente a su casa,  saludar a mis amigos, el día que lo vea con su pareja, o el día que lo tenga de frente.

En fin hoy hace dos años fue el día más maravilloso de mi vida, aún recuerdo su festejo crédulo al decirle después de dos meses que aceptaba ser su novia, el abrazo más sincero y feliz que había sentido en la vida.

Hay que vivir el presente, él ya no está junto a mí, es feo salir del trabajo y no correr a la calle donde me esperaba para irnos al cine, a cenar, a tomar unos tragos para celebrar mi nuevo empleo, o simplemente porque así éramos. Ya no llegaré a su casa con el té chai late que tanto le gusta para desayunar o más bien almorzar porque siempre sé me hacía tarde, no me sentaré en nuestra cama a ver the big band theory, criminal minds, y mucho menos verlo dormir mientras la luz de la luna iluminaba su rostro tranquilo. Ya no más...

Gracias por el tiempo que juntos pasamos, de nada por sacarte del hoyo en el que estabas y que ahora puedas atreverte a tener una relación sana
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El próximo mes, se cumple un año de haber terminado.                            


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