Te convertiste en fantasma:
Uno que agrede y que dicha agresión
no fundamenta, no vale nada.
Te convertiste en fantasma,
con todo y los rumores sobre tu existencia que se van quedando de lado;
irrelevantes.
Te convertiste en uno de esos
que buscan asustar pero que dan risa. Uno de los cuales quieren llamar la atención,
tanto que se vuelve patético.
Un fantasma que no asusta, un
fantasma que amenaza pero que torna los miedos chiquitos, insignificantes.
Te volviste un fantasma que no
atraviesa paredes, que se queda estancado en un castillo.
Un fantasma que quería ser libre pero que se
ha conformado con el placer de la comodidad, del sedentarismo.
Buscas que las noches
lluviosas sean tu fuerte, pero todas las noches hay luciérnagas, las estrellas
brillan y la luna ya no es tuya.
Te volviste un fantasma que creyó
ser poderoso, que se aprovechó de las situaciones y se atragantó con el ego.
Que perdió todo creyendo haber ganado mucho.
Te convertiste en un fantasma
que se pierde en el olvido, que ya no cabe en la memoria.
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